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Aprender a Emprender

  • Raúl David Córdoba Arneaud
  • 27 sept 2015
  • 2 Min. de lectura

Existen cosas en el mundo que nos generan felicidad en forma inmediata. Los niños, por ejemplo, con sus ocurrencias, su inocencia y disparates rápidamente dibujan en nuestro rostro una enorme sonrisa o en ocasiones, nos hacen romper en una gran carcajada.


¿Alguien alguna vez ha presenciado el acto de aprender a caminar de un niño? Seguramente sí. Generalmente el niño o niña se siente algo inseguro, tembloroso y asustado en sus primeros pasos. Casi siempre es asistido por uno de sus padres para que no se caiga. Luego, se comienza a aventurar en forma emocionada y espontánea, porque se da cuenta de que es algo nuevo, divertido y con lo que podrá explorar aún más. Durante esas aventuras, tendrá varias caídas, mientras aprender a controlar su equilibrio, su peso y las dimensiones del espacio.

Una vez que logra dominar la técnica, todo está listo para la aventura. Luego, comienza a correr, a subir y bajar escaleras, a bailar. Comienza a perfeccionarse en la técnica del caminar.


Esta analogía funciona perfectamente para explicar los inicios del emprendimiento. Y para enfatizar la importancia del emprendedor asistido, a fin de evitar esas primeras caídas que nos llenan de miedo y temor por continuar. Los primeros pasos del emprendedor suelen ser toda una aventura, para tratar de conocer su entorno y ser parte de el sin que se torne un tormento.


Emprender es un proceso sumamente enriquecedor, nos permite movernos libremente en nuestro espacio, explorar, crear, cambiar y comunicar. Emprender es como caminar. Es la forma en que poco a poco vamos avanzando en nuestro proceso de crecimiento profesional.


En muchas ocasiones, el emprendedor tiene un presupuesto muy restringido, sus fuentes de ingresos son escasas y las alternativas de apoyo son pocas. Es por esto que, en algunos casos, sienten que la asistencia de un asesor o consultor es algo que restringiría aún más el proceso, tachándolo de innecesario o exagerado.


Muchas veces, la mejor forma de ver los problemas es abstraerse y observar el inconveniente como un externo, sin sesgos ni subjetividades propias. Es por esto, que como emprendedores y empresarios, en nuestros primeros pasos debemos ser conscientes de que probablemente una persona externa a nosotros nos puede ayudar a tener un punto de vista diferente, nos puede guiar o asesorar en las diversas alternativas y a darle forma a nuestros sueños de emprendimiento para materializarlos.


Piensa en grande. Nunca pienses que tu empresa sólo te ayudará a salir de la crisis del 15 y último. Piensa en que eso te dará la posibilidad de vivir feliz por el resto de tu vida. Construye castillos, rascacielos, lo que imagines. Piensa a largo plazo.


Anímate a emprender. Reinvéntate. Se parte del cambio.

Raúl David Córdoba Arneaud

Asesor Empresarial

Consultoría Empresarial para Emprendedores y Empresarios

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​© 2015 por Raúl Córdoba Asesor.

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